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¿Y dónde están los ricos?

¿Y dónde están los ricos?

Por Uriel Naum Avila

Editor Transmedia de Forbes Latinoamérica

Hace algunos años la revista Forbes Centroamérica calculó la riqueza de los millonarios centroamericanos en poco más de 14,000 millones de dólares. Sin embargo, fue un dato basado en un listado reducido de ricos de los que se tiene información de sus negocios, ya sea porque sus empresas están en bolsa, porque dieron información a Forbes de sus estados financieros, o bien, porque no es muy complicado rastrear información que sus compañías han hecho pública en medios.

La gran pregunta es ¿dónde están los millonarios centroamericanos? La respuesta es simple: están ahí, pero no quieren ser visibles. Los vemos en Panamá en los sectores logística y de bienes raíces; en Costa Rica en turismo y alimentos; en Nicaragua en manufactura; en Honduras en construcción, alimentos y hotelería; en El Salvador en Real Estate, y en Guatemala en telecomunicaciones, restaurantes y bebidas.

En países desarrollados ser rico, casi siempre, implica tener admiración por personas con una gran capacidad para hacer negocios y con una filosofía de vida que muchos buscan imitar. Hablo de los Gates, los Buffett, los Bezos, los Zuckerberg, los Bloomberg, los Koch o los Walton. Pero en Centroamérica, no. En la región a los millonarios se les percibe como personas de dudosa reputación, aunque no necesariamente lo sean. Los mismos ricos esconden sus números. Aducen que la inseguridad que viven la mayoría de los países les impide ser transparentes. Comentan que los ministerios de Hacienda tienen el olfato puesto y buscan cualquier pretexto para incautar. Mencionan que son datos que pueden hacer que su competencia los utilice a su favor.

 

Y así, los varios ricos de la región prefieren pasar desapercibidos. Prefieren seguir cargando con una imagen dudosa antes que mostrar que son transparentes y salir a la luz. Pero si esa visión hubiera sido la de los Gates, los Buffett, los Bezos…, a todos a los que ellos mismos admiran, hoy esos millonarios que salen en portadas de revistas no serían ellos.

Mostrarse ante el mundo significa darse cuenta que la globalización llegó para quedarse y quien no sale en la foto no figura ni hace crecer su negocio a otras latitudes. Implica darse cuenta que en la medida en que se muestran, otros empresarios pueden acercarse a ellos para generar alianzas intrarregionales. También dejar claro que la riqueza puede generarse con esfuerzo y también por vías legales y legítimas, que genera empleos y contribuye al desarrollo de la sociedad.

No necesitamos un rico. Necesitamos muchos ricos para sacar adelante la región. Si se conocen y pueden tejer más negocios, nos irá mejor a todos.