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La alimentación en la Luna se enseñará en Panamá

(Ciudad de Panamá ANPanamá) Científicos de la NASA enseñarán en Panamá como se preparan para alimentar dentro de unos cinco años a los astronautas que ocupen la primera estación permanente en la Luna, y porqué los principios para el desarrollo de esa nueva agricultura se deben aprovechar en la tierra para proveer a la población en el futuro, sobretodo en grandes ciudades, pues dentro de 30 años la tierra tendrán 10.000 millones de habitantes.

El pretexto será la celebración del III Congreso Internacional de Agricultura en Ambientes Controlados, en el que el científico Gary Stutte y su equipo compartirán los avances alcanzados en “los vuelos espaciales diseñados para cultivar plantas en microgravedad para los viajes a Marte”.

Stutte explicó que primero, dentro de un lustro, se instalará una base terrícola permanente en la Luna, con miras a la conquista de Marte, y por ello se está experimentando cómo sembrar y cosechar en ambientes de microgravedad y “lo que parece ficción” se está aplicando ya en la experimentación, generando un cúmulo de conocimientos que se pueden aplicar en los sistemas de invernaderos y cultivos verticales que se desarrollan actualmente en varios países del mundo.

El científico, que participó vía internet en la conferencia de anuncio del Congreso, compartió que se ha considerado unos 50 tipos de cultivos, y en el espacio se ha producido arroz, soya, trigo, culantro, pimentón,  maíz, lechuga, tomate, fresas, plantas medicinales, entre otros vegetales, en “ambiente controlado", lo que se constituirá en la alimentación del futuro en la colonia lunar.

Consultado por ANPanamá sobre cómo se iba a suplir la proteína animal que requiere el cuerpo humano para nutrirse, Stutte aclaró que, de ganadería nada, “porque los animales compiten con el humano por agua, tierra y alimento”, así que el camino que están experimentando en pequeña escala en China y Japón es la cría de peces pequeños y ovejas bajo las mismas condiciones de microgravedad, con seres humanos que están bajo confinamiento.

El científico recalcó que en Latinoamérica, donde están varias de las ciudades más pobladas del mundo, la agricultura controlada y vertical tendrá una enorme importancia y señaló que los niños que nacen hoy dentro de 30 años vivirán en un mundo con 10.000 millones de habitantes.

Todos esos conocimientos se difundirán en el Congreso que se celebrará en noviembre próximo en Panamá, cuyo lema es “Aplicando tecnología para impulsar la producción de alimentos” y cuyos organizadores calculan contará con la participación de al menos 500 personas y expertos de renombre de Estados Unidos, Japón y  Holanda, entre otros países.

La sostenibilidad de la alimentación del planeta, en el contexto de la crisis climática que enfrenta, es un reto que los expertos quieren enfrentar con la tecnología espacial para lograr un aumento de la productividad de los cultivos, sin el uso de plaguicidas ni químicos nocivos, en poco espacio, lo que requiere una inversión en equipamiento y formación de profesionales, algo en lo que Panamá todavía está muy atrás, porque apenas invierte el 0,4 por ciento del PIB en investigación y desarrollo.

Víctor Sánchez, secretario encargado de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) , expuso que el gobierno pretende elevar al 1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a investigación y desarrollo, algo que consideró “vital” por la generación de conocimiento propio que va a lograr Panamá, nutriéndose sus científicos de los principales centros de desarrollo del mundo.

Consideró que “es necesario dar el salto” para alcanzar ese conocimiento y romper la “dependencia tecnológica” porque “la ignorancia sale cara” y “pensar que el mercado no es Panamá, porque es muy pequeño, hay que pensar en la región”.

El representante en Panamá del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Gerardo Escudero, expuso que para aprovechar esta tecnología punta y masificar sus frutos se requiere “de la asociatividad entre los productores” para afrontar la inversión “que es alta”, pero recuperable en poco tiempo, comparado con la agricultura tradicional, si se hace un plan de negocios completo desde la siembra hasta la colocación en el mercado de los productos.

Escudero detalló a ANPanamá que ha visto “muchos proyectos que han fracasado porque han ido solos, gastado millones y no averiguaron si había mercado” y apuntó que para el IICA es de interés impulsar el uso de estas tecnologías pero con una base ancha de beneficio para la sociedad y en ello consideró “clave” el rol que el Estado juegue y por ello celebró que el Banco de Desarrollo Agropecuario (BDA) de Panamá anunciara que tiene los fondos para financiar estos emprendimientos.

El experto dijo que, pese a los pocos recursos, los centros de investigación panameños están logrando avances “calladitos” y hay producción en invernadero controlado en tieras altas de Chiriquí y provincias centrales.

Por ejemplo, según explicó el empresario David Proenza, presidente de la Fundación para el Desarrollo de la Agricultura en Ambiente Controlado (FDCEA), en mil metros cuadrados de siembra con esas características se obtiene el rendimiento de 16 hectáreas y la millonaria inversión se recupera “en 36 meses” porque se produce los 365 días del año.

Proenza es el que por tercera ocasión impulsa la organización del congreso, que cuenta con el apoyo de las universidades estatales Nacional y Tecnológica, el SENACYT, el BDA, IICA y el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA).